Uno de los aspectos más llamativos de Vinuesa es el enorme atractivo que presenta la combinación de elementos artísticos con un marco natural inigualable. Un buen ejemplo de esta singularidad es el denominado Puente Romano, pues es así como se le conoce habitualmente aunque también se le llama de San Mateo. Está situado al Sur del casco urbano, sobre el río Duero, paralelo al puente actual que cruza el embalse de la Cuerda del Pozo. Es precisamente este embalse el que determina la visión de tan espectacular elemento ya que desde que se construyó en 1941, permaneció bajo las aguas quedando sumergido en ellas durante buena parte del año. Tan sólo los meses de verano y, en especial, en los años más secos, se puede tener una perspectiva global de su estructura.

 

 

Pero es esta circunstancia la principal amenaza del puente ya que al estar sumergido, las piedras pierden su presión y comienzan a descolocarse de manera que cada año aumenta su deterioro. Además, y dada la calidad de su construcción, parcialmente se ha visto expoliado desde antiguo desmantelando parte de los sillares que lo conformaban. A pesar de todo hoy en día podemos disfrutar de los restos de lo que en su día fue un majestuoso puente de siete arcos. 
 

Además de su estado de conservación, otro problema que presenta es el de su atribución cronológica, si bien todo el mundo se refiere a él y es conocido como romano. Esta circunstancia, aunque difícil de demostrar, no ha sido descartada por los investigadores que lo han estudiado, de manera que coinciden, en su mayoría, en afirmar este origen tan antiguo.

Su naturaleza romana estaría en relación con los restos de una calzada perteneciente a este periodo, que formaría parte de un ramal interior de la vía 27 del Itinerario de Antonino que unía las localidades de Astorga con Zaragoza y que atraviesa de Oeste a Este la provincia de Soria. 

Este ramal partiría de Visontium (Vinuesa) en dirección a Uxama (Osma) pasando por Molinos de Duero, en cuyo término se conserva una piedra tallada a modo de miliario en el que se explica que el Magistrado Duovir Lucio Lucrecio Denso fue quien la hizo construir. Por estos motivos cabe pensar su origen romano, sin embargo los restos que hoy en día podemos observar son principalmente medievales.

 

 

 

Se puede apreciar una excelente fábrica de sillar en la que han desaparecido los pretiles y el recubrimiento superior, quedando al descubierto en algunos tramos las losas de su banda de rodadura, así como la propia estructura de las bóvedas. Éstas son de dos tipos, las más cercanas al pueblo, de cañón con arcos de medio punto, mientras que el resto son ojivales propiciadas por arcos apuntados de clara tipología medieval. Completan el conjunto tajamares triangulares hacia el Suroeste compensados por contrafuertes hacia el otro lado.

Pero la belleza de este enclave radica, además del propio puente, de su entorno, dominado por la grandeza del embalse en combinación con el pinar y desde donde tendremos una preciosa vista de Vinuesa.

 

 


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