Los pinares, las nieves de invierno, los emigrantes a América retornados convertidos en indianos, en definitiva, el entorno que imperaba en Vinuesa, fue y es tan relevante que sus calles se dibujan de manera especial, con una arquitectura que de tan particular, es única. Divididas en dos barrios prácticamente, muchas de las mansiones y casonas de los siglos XVI y XVII, que no todas, se yerguen a salvo de las llamas de la Guerra de la Independencia. Esta arquitectura doméstica se difundió en la zona pues el terreno y el clima impone fortaleza, austeridad y hermetismo.

Realmente, entre las casas de los lugareños y los palacios, no había diferencia en cuanto a la arquitectura. Era la altura, la anchura y la calidad de los materiales las que marcaban la distinción. Así, la piedra y, evidentemente, la madera de los bosques de la zona recubrían normalmente un edificio de doble altura y desván. La pieza más interesante es la cocina. La vida familiar giraba entorno al hogar de una típica chimenea troncocónica que se remata al exterior por un copete de tablas.

 

En la calle Luenga se exhibe el mejor ejemplo que ilustra la arquitectura pinariega: la Casa de los Ramos, de 1778. Su importancia es tal que fue declarada en 1996 Bien de Interés Cultural después de 200 años.

Es un edificio solemne y familiar dividido en dos pisos y un desván donde las dependencias de la primera planta se ordenan en torno al zaguán. Hay un jardín delantero encerrado por una valla de piedra acabada en unos picos piramidales. Además, la casa tiene cuadras y pajar.

 

 

La portada principal es su mejor vista aunque tiene otras dos fachadas libres. Está fabricada de grueso muro de mampostería pintada con sillares entramados. Cuenta con una puerta de arco sencillo y dos pequeñas ventanas enrejadas con contraventanas, además, dos huecos simétricos en los laterales cercados con sillares, hacen las veces de cortafuegos. Un balcón volado de madera de pino silvestre labrado recorre el segundo piso y un gran alero de canes de madera sustenta un tejado de doble teja roja.

 

 

La casa contigua de 1784, no debe de dejar de observarse. 

Para todo aquel que la villa de Vinuesa quede lejos, puede disfrutar de la maravillosa vista de esta casa en la reproducción que, por ser tan especial, se hizo en El Pueblo Español del Parque de Montjuic, en Barcelona, en él se quiso representar, para la Expo de 1929, las arquitecturas populares más representativas e importantes de toda España. 

 

 

 


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